09 octubre, 2005

Doktor “Horroris causa”

Como supongo que ya sabrán buena parte de los lectores de este blog, la Universidad Autónoma de Madrid va a nombrar Doctor Honoris Causa a Santiago Carrillo. No sé muy bien qué función tienen esos doctorados además de conseguir algo de publicidad para la institución que lo otorga, pero además de eso imagino que habrá algo de vocación de ejemplaridad, un intento más o menos afortunado de ofrecer a la sociedad y muy especialmente a los universitarios que pueblan sus aulas modelos y ejemplos que tanto necesitan los jóvenes.

Es lógico preguntarse, por tanto, si Santiago Carrillo es un hombre adecuado para que la juventud lo tenga como ejemplo de comportamiento y, obviamente, la respuesta es más que negativa desde de mi modesto punto de vista. Incluso sin tener en cuenta la más que probada responsabilidad del personaje en los tremendos asesinatos de Paracuellos del Jarama la biografía de Carrillo no es la de alguien que ha luchando toda su vida por la libertad y la democracia, sino la de un político que ha batallado siempre (o al menos en una parte importantísima de sus 90 años) en el lamentable frente del comunismo, que ha sido durante todos estos años, y es todavía, no sólo algo muy diferente de la democracia sino su más feroz enemigo y amenaza. Afortunadamente, la lucha vital de Don Santiago se ha visto coronada con un escasísimo éxito.

Porque para los que no lo sepan o no quieran saberlo hay que recordar que Carrillo ha sido uña y carne con personajes de “irreprochable currículo” como Ceacescu, que durante años ofreció a su pueblo dosis de libertad y prosperidad sin parangón en la historia de Europa, o el propio Stalin sobre quien no creo que sea necesario hacer más comentarios. Durante muchísimos años (prácticamente hasta la caída del Muro de Berlín, vaya) Carrillo ha vivido subvencionado por esos regímenes comunistas que trataban de promover allende sus fronteras el sistema que tanta felicidad proporcionó a sus propios ciudadanos en ciudades-balneario como Vorkutá, en las que decenas de millones de personas comprobaron las capacidades vivificantes del frío extremo.

Durante la mayor parte de su vida Santiago Carrillo ha sido, por tanto, defensor y colaborador de la peor forma de tiranía que ha conocido la humanidad y supongo que es esa trayectoria la que se premia ahora con el doctorado “horroris causa”, democrático y ejemplarizante, sin duda. Visto lo visto les propongo a los señores de la Universidad Autónoma de Madrid otros personajes con tantos méritos como el camarada Carrillo para un doctorado similar: Pinochet, Videla, Jean Claude Duvalier, Saddam Hussein… todos lucharon por un tipo de “libertad” muy similar al que defendió durante toda su vida el histórico del PCE, pero en cambio me da que a nadie se le ocurrirá proponerles como ejemplo (aunque tal y como están las cosas con Saddam no las tengo todas conmigo).

En los últimos años de su vida quizá Carrillo contribuyó a instaurar la democracia en España (en menor medida que otros muchos, ojo) y tal vez por eso se merezca morir tranquilito en su casa, pero por favor, que no nos lo saquen en procesión que resulta muy lamentable, casi grotesco y, la verdad, hasta hiriente.

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