16 abril, 2008

¿Y si los diez días fueran con ETA?

Publica el diario ADN una serie de artículos que bajo el título "Diez días con las FARC" retratan la experiencia del reportero David Beriaín, que ha estado con la narco-guerrilla de las FARC en el corazón de la selva colombiana. Desde luego, se trata de un material de alto voltaje informativo y, como periodista, entiendo el interés de Beriaín por realizar un reportaje como este.

No obstante, también me parece un reportaje, o una serie, que puede despertar no pocas dudas desde un punto de vista ético. Dudas que, lamentablemente, no han despejado las dos primeras entregas (I y II), más bien todo lo contrario.

Así, tras leer esos dos primeros artículos echo en falta no pocas cosas; por ejemplo, en ningunas de ellas se hace una mínima contextualización de cuál es la actual situación social en Colombia, ni se cuenta la historia de los últimos años, el origen de las FARC o algo de su evolución; tampoco se nos describen los crímenes que habitualmente perpetra la narco guerrilla, pero sí que se nos hablan de las maldades de los paramilitares o el ejército. Ni tan siquiera se nos habla de lo que las FARC quieren para el pueblo que dicen defender.

Todo son testimonios muy humanos, en los que se cede la voz a los "guerrilleros" bien como declaraciones aisladas (pero entrecomilladas), bien como pequeñas entrevistas. En conjunto resulta muy aséptico, aparentemente neutral, políticamente correcto, en suma.

Pero me pregunto qué habríamos pensado si hubiésemos leído una serie parecida en el New York Times, por ejemplo, en la que faltase esa contextualización, en la que se olvidase toda esa historia más o menos cercana en el tiempo, en el que se diese una voz sin ninguna crítica a gente con un historial tan sospechoso como el de los "guerrilleros" o los dirigentes de las FARC.

¿Qué habríamos dicho, en definitiva, si el reportaje se hubiese titulado "Diez días con ETA" y, como en este, el periodista no hubiese utilizado en las dos entregas ni una sóla vez la palabra terrorista?

Pues sí, habríamos pensado, y dicho, que el artículo era una mierda.

Quedan varias entregas, esperemos que en los próximos días la cosa se enderece.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Como periodista global en español te pregunto: ¿un periodista podría hacer un reportaje así si no promete que hablarán bien de ellos? ¿Le amenazarán si no da buena imagen de las FARC? ¿Quién es este periodista y cómo ha conseguido semejante contacto? ¿No será a través de Chávez? Parezco un periodista haciendo tantas preguntas. :)

Augie March dijo...

Como respuesta a tu titular, te garantizo que el rechazo sería inmediato.

Estoy seguro de que la asunción a ciegas del mito de "El buen salvaje" rousseauniano tiene que ver. También la propaganda y los movimientos románticos como la pléyade de intelectuales británicos fascinados con Stalin. Y, cómo no, la mitomanía, siempre traicionando a las mentes más infantiles.

El caso es que, sea por lo que fuere, no sólo no es ético sino inmoral. Mi consejo es que no alimentes falsas esperanzas: la serie irá a peor y los lectores más indefensos la terminarán con ganas de adoptar a un "guerrillerito de las FARC".