Más allá de la oportunidad de las medidas de rescate que está tomando el Gobierno; de la inmoralidad intrínseca de que entre todos asumamos las deudas generadas por la mala gestión de unos pocos; de lo metafísicamente imposible que resulta, a priori, apagar el fuego generado por empresas que se han endeudado irresponsablemente dejando que se sigan endeudando sin ninguna responsabilidad; o de miedo - terror - pánico que me provoca que TODO el sistema financiero acabe en manos de los políticos... me llama la atención la forma de ver el consenso que tienen nuestro presidente y su corifeo particular (léase Pepiño, perdón, Don Pepiño).
Y es que desde el PSOE se ha puesto en marcha a toda vela la maquinaria de intoxicar la opinión para que, una vez más, a todos nos quede claro que consenso no es sinónimo de acuerdo, pacto o convenio sino de una palabra mucho más española: trágala. Es decir, al consenso no se llega tras una serie de conversaciones con las que se alcanza un punto intermedio de acuerdo en el que todas las partes implicadas pueden sentirse razonablemente satisfechas, sino el camino mucho más rápido (y desde cierto punto de vista, eficaz) del yo propongo y tú te la envainas, porque si no eres un cabrón que me jode el consenso.
La cosa llega a un punto de surrealismo verdaderamente notable cuando Pepiño, perdon, Don Pepiño, pone como ejemplo de ese consenso sumiso y poco menos que mudo a Barack Obama, que como el candidato McCain ha participado en toda la toma de decisiones de los planes en EEUU, ha impuesto sus condiciones sin ningún pudor e incluso ha tenido que ver como Congreso y Senado también marcaban las suyas.
Vamos, igualito igualito que los decretazos que está imponiendo Zapatero, incluso con un Consejo de Ministros extraordinario por la urgencia de una crisis que hasta hace unas pocas semanas ni tan siquiera existía. Con lo malos que son los decretazos... cuando los hace el PP. Claro que el PP no contaba con unos sindicatos absolutamente vendidos al gobierno, comprados como auténticas prostitutas y a los que no importa una mierda que aquellos a los que dicen defender (aunque en realidad no defienden otra cosa que sus bolsillos) estén entrado en el paro en cantidades cada vez más escandalosas.
Por el otro lado, justo es decir que el PP está recogiendo lo que anda sembrando desde hace bastante tiempo: lo que suele pasar cuando te amilanas frente al macarra del patio es que éste se aprovecha de tu debilidad y te forra prácticamente cada recreo. Y el comportamiento de los Pepiño boys es, en lo dialéctico, lo más parecido a un chulo de colegio de esos que te imponen "por consenso" que compartas con ellos tu bocadillo en proporciones muy consensuadas de nada para ti y todo para él.
En resumidas cuentas, que mañana Rajoy va de nuevo a la Moncloa y, teniendo en cuenta la forma en la que le van a "practicar el consenso", yo le recomendaría que se llevase vaselina mentolada, así por lo menos le vendrá bien para la garganta que con tanto puro debe tenerla muy áspera.
13 octubre, 2008
El consenso del embudo
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