El líder de la oposición (dicho sea lo de oposición sin ánimo de ofender) cultiva la fama de político que sabe medir muy bien los tiempos. En realidad, en mi modesta opinión si hay algo en lo que Rajoy es un auténtico desastre es, precisamente, en decidir el ritmo de su actuación política.
El caso Bárcenas es el último ejemplo (por ahora) de la forma desastrosa en la que Rajoy elige los momentos para tomar sus decisiones y que consiste, básicamente, en posponer cualquier asomo de decisión difícil, a ver si la cosa se arregla por sí misma.
Pero los problemas, ay, tienen la malísima costumbre de no solucionarse por sí mismos y si uno no hace nada al final acaban por explotarte en las manos, casi siempre en el momento más inoportuno y después de haber adquirido una magnitud imponente o de llevar meses haciéndote daño.
Les cuento todo esto porque parece que, al final, Rajoy se está empezando a dar cuenta (tarde, como siempre) de que su defensa a ultranza de Bárcenas no lleva a ninguna parte o, en todo caso, al precipicio. Así que hoy ha hecho por primera vez unas declaraciones que dejan entrever que el futuro político del por ahora tesorero del PP tendría un color tirando a negro zaino (en el sentido vacuno del término).
Para colmo, va el Gobierno y hace lo que un partido en la oposición debería hacer incluso con mayor premura: mostrar amablemente la puerta de salida a aquellos que se colocan (y colocan al Ejecutivo) en una situación complicada. Así, en un acto de intolerable insolidaridad con el compañero Bárcenas ayer dimitía el mismísimo Saiz (otra gloria de la caza y la pesca patrias) y dejaba, todavía más si cabe, con el trasero al aire al departamento de tesorería del PP.
Aunque ya lo he dicho alguna vez, no quiero dejar de repetir que la necesidad de que Bárcenas dimita como tesorero popular es algo que va más allá de su inocencia o su culpabilidad, aunque no se pueda afirmar en este momento que haya cometido ningún delito, las conjunción entre la rotundidad de las sospechas y la muy particular responsabilidad de Bárcenas al frente de las finanzas populares hacen que la situación sea ya insostenible y, potencialmente, una carga de profundidad que se puede llevar por delante a medio PP.
Efectivamente, si al final Bárcenas es inocente de todo lo que se le imputa apartarlo ahora puede que fuese una injusticia, pero tampoco es muy justa la actual situación con los miles de cargos electos, militantes y votantes populares que ven sobre su partido la mancha ominosa de un probable caso de corrupción.
Además… ¿quién dijo que la vida es justa?
03 julio, 2009
El futuro de Bárcenas (y el futuro de Rajoy)
Posted by Unknown at 5:38 p. m. Menéame
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1 comentario:
"...la forma desastrosa en la que Rajoy elige los momentos para tomar sus decisiones y que consiste, básicamente, en posponer cualquier asomo de decisión difícil, a ver si la cosa se arregla por sí misma."
Ese era también un rasgo característico de un señor bajito oriundo de El Ferrol que dio mucho que hablar en el siglo pasado (y también en éste).
No sé si será cosa del carácter gallego. Como yo no vivo en Galicia, tal vez alguien me lo pueda aclarar.
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