07 noviembre, 2005

Porque tú prohíbes, existe la esclavitud

El Ayuntamiento de Madrid, con su concejala Ana Botella a la cabeza, ha lanzado una campaña para atacar las conciencias de los clientes de prostitutas con el eslogan “Porque tú pagas, existe la prostitución”. La esposa del ex presidente está muy concernida por el tema, así se manifiesta “en contra de la prostitución por principio: dar a cambio de un precio algo tan íntimo del ser humano como es la sexualidad supone un ejemplo de desigualdad y de violencia”.

Personalmente, la prostitución me parece algo desagradable, no me gusta y creo que es triste tener que recurrir a ella para ganarse el dinero o para disfrutar un rato, pero no creo que suponga per se un ejemplo de violencia y, si bien puede que sea una muestra de desigualdad, no creo que sea el tipo de desigualdad o diferencia que está en la mano de una concejala de Empleo y Servicios Sociales reparar.

Porque si una persona adulta y en plena posesión de sus facultades decide que para ella (o él) alquilar su cuerpo es una forma aceptable y rentable de ganarse la vida yo podré estar más o menos de acuerdo, podré querer o no ese futuro para mí o para las hijas que todavía no tengo, pero no me siento capacitado para emitir un juicio moral al respecto: no soy quien para considerar sucia o indigna a una persona que no hace daño a nadie.

Claro, que cuando hablamos de decisión personal y de una forma de ganarse la vida es obvio que estamos cerrando los ojos a la realidad de la prostitución hoy en día, en la que hay muy pocas decisiones personales y muchísimos engaños, coacciones, secuestros y actividades mafiosas de diversa índole. Ahora bien, ¿es toda esta criminalidad algo inherente a la prostitución o es el fruto de que gracias a juicios morales como el de doña Ana Botella se mantiene como una actividad ilegal permitiendo que lo peor de la sociedad se concentre en ella?

No doña Ana, quienes de verdad hacen daño a las prostitutas no son sus clientes sino las administraciones que las dejan en manos de mafiosos y delincuentes y las impiden trabajar con las garantías con las que trabajamos todos los demás, son ustedes los responsables de su esclavitud y los que llenan los bolsillos de las mafias.

Y, por cierto, si vamos a ir haciendo juicios morales sobre el trabajo de la gente que se vayan preparando los abogados, los médicos, los contables, los políticos… ¿sigo?

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